Etiquetas Sexuales

¿Qué papel cumplen las etiquetas en nuestra sociedad? ¿Son necesarias?¿Por qué tiene tanta polémica este tema? Reflexionemos sobre ello.

El tema de las etiquetas, concretamente las etiquetas sexuales siempre ha generado diferentes posturas en la opinión general.

El cometido de este post no será otro que el de hacer una pequeña reflexión intentando ver el mundo desde el prisma de estos puntos de vista tan distintos.


Pero, ¿Qué son las etiquetas sexuales?

Es el nombre que se usa para describir realidades relacionadas con la identidad de género (hombre, genderqueer, género fluido, mujer...), con la orientación del deseo (hetero, homo, pan, bi, asexual...), con la forma de relacionarnos (relaciones monógamas, relaciones abiertas, poliamor...), o con incluso el tipo de prácticas sexuales (swinger, bdsm, kink...) que se llevan a cabo.


Existen dos principales frentes:

  • Por un lado están las personas que dicen que las etiquetas marcan un límite, que de alguna forma limitan y encasillan. Y no les falta razón. Al final, cada realidad es única e irrepetible y es muy difícil aglutinar a las personas bajo las mismas directrices, porque cada realidad está marcada por múltiples matices y posibilidades. Pero también es cierto es que necesitamos definirnos y sentirnos parte del "grupo".
  • Por otro lado existe el pensamiento que defiende la posibilidad de crear una nueva etiqueta que enmarque a toda aquella persona que no se sienta a gusto en una categoría ya creada. De esta forma, cada vez habrá más categorías.

Porque como sabemos existen tantas sexualidades como personas hay y no es fácil que todas las personas se sientan conformes con las categorías ya establecidas.

Cierto es, que según este planteamiento, siempre van a surgir excepciones aunque en este caso, cada excepción no confirmará la regla, si no que se sentirá fuera de la misma y precisará de una nueva que marque su espacio en la sociedad. Y si todos tuviéramos la necesidad de etiquetarnos, probablemente no todos encontraríamos la etiqueta adecuada porque: “es imposible describir cómo se siente cada cual” por ello es, que cada vez hay y habrá más etiquetas.



Lo importante de todo esto es que no pensemos que las etiquetas se crean en torno a unas modas, sino que ocurren en torno a unas necesidades no cubiertas. Por eso, es preciso pararse a pensar en la importancia que para muchas personas conlleva sentirse dentro de una sociedad tan impermeable.


¿Por qué genera siempre tanta polémica este tema?

La respuesta es sencilla: la norma, es decir una gran mayoría de personas vive felizmente dentro de etiquetas que no sufren estigma alguno como ocurre, por ejemplo, con la heterosexualidad. El macho se aparea con la hembra desde tiempos ancestrales para la supervivencia de la especie y por ello, se considera que es lo que tiene que ser y cualquier variante se considera, ya no diferente, si no apestosa.

Nuestra sociedad precisó de personas valientes que, salieron de esa normatividad precisamente por no sentirse identificadas con la heterosexualidad y reivindicaron sus derechos sin miedo a ser señaladas y juzgadas. Gracias a esto, ahora nuestra sociedad camina más allá del binarismo sexual que encuadra todo en dos polos (hombre-mujer; masculino-femenino; hetero-homo, etc). Hoy se defiende un planteamiento intersexual que tiene en cuenta la sexualidad en su mayor diversidad. De esta forma, se consideran múltiples etiquetas que permiten a muchas más personas sentirse identificadas y reconocidas en esta sociedad.

Porque como sabemos, “lo que no se nombra, no existe” y es por ello que las etiquetas son importantes, es más, son incluso necesarias.

La polémica surge, porque cada vez hay más etiquetas y ello conlleva más confusión a todas aquellas personas que no se quieren molestar en conocer las peculiaridades de cada una y claro, saberse un ignorante duele, cuando lo que debería doler es el sufrimiento que muchas palabras llevan consigo por defender lo indefendible.


Por ello, invito a que cada cual, desde su postura y en su intimidad haga un ejercicio de empatía, procurando ponerse en la piel y la vida de muchas personas que a diario se sienten rechazadas por sus entornos más cercanos. Y ya sabemos que contar con una red de apoyos en situaciones de no normatividad es algo imprescindible para el desarrollo humano.

Porque la sexualidad es un camino que se construye y se descubre a diario durante toda nuestra vida. Que cambia, se reconvierte y precisa de un proceso de aceptación continua.

No dejemos que nadie se apodere de lo que sentimos. No dejemos que nadie se permita el lujo de hablar de nuestra sexualidad como si fuera la suya.

Seamos y vivamos nuestra sexualidad siendo nosotras las protagonistas de ella.

María Ramos Escamilla

Psicóloga, Sexóloga y Directora de Destino Kink

Si necesitas ayuda, escríbeme a: [email protected]


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